viernes, 13 de marzo de 2009

SL-TF-296 - PARAJE DE LA MESA

PARAJE DE LA MESA 
(SL-TF-296)

 FICHA DE LA RUTA 
 
TÉRMINO MUNICIPAL: Candelaria.
COMO LLEGAR: Carretera TF-247 hacia Araya. 
COMIENZO: A 300 metros del cruce de caminos donde está la capilla de Santa María de la Cabeza. 
FINAL: Pista en el cauce del Barranco de Chacorche. 
DIFICULTAD: Media. 
DURACIÓN: 4 horas. 
LONGITUD: 6 kilómetros. 
PROVISIÓN DE AGUA: No. 
LUGARES DE INTERÉS: 1.- Casa de la Finca de Las Haciendas; 2.- Vistas del Valle de Güimar desde la altura máxima; 3.- Casa de la Mesa; 4.- Arco natural de piedra. 
VENTAJAS: Sendero homologado y señalizado como SL-TF-296. 
INCONVENIENTES: Ninguno. 
TIPO DE RUTA: Senderismo.
 
 
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA 
 
El amigo Aníbal, antiguo compañero de estudios y conocido de toda la vida en el pueblo, me había invitado hace tiempo a descubrir este magnífico paraje natural llamado La Mesa, situado en la Ladera de Chafa entre los dos barrios mas importantes del municipio de Candelaria; Araya e Igueste de Candelaria. Después de intentarlo en varias ocasiones sin lograr coincidir para hacer la ruta, encontramos el día ideal para hacerlo; aunque en algunos momentos el mal tiempo en forma de neblina nos jugó una mala pasada, ya que en uno de los lugares clave, precisamente el de mayor altitud, hizo su molesta presencia para fastidiarnos una de las vistas mas espectaculares que he visto del Valle de Güimar en toda su extensión. Circulando por la autopista TF-1, tomamos la desviación hacia Candelaria hasta enlazar con la carretera vieja TF-28 para encontrarnos con el enlace de la TF-247, que sube directamente hasta Araya. Una vez allí, llegaremos al acceso a La Florida, justo en un cruce de vías donde hay una capillita en honor a Sta. Maria de la Cabeza. Después de unos doscientos metros, en una curva a derechas, comienza un sendero empedrado en suave ascenso por el borde del Barranco de La Florida hasta enlazar con un tramo de asfalto que se termina unos cincuenta metros mas arriba, convirtiéndose en una pista de tierra que rodea la Finca de las Haciendas, lugar que alberga una casa rural de estilo canario actualmente en proceso de restauración por el Cabildo de Tenerife, donde se desarrollan plantaciones experimentales de cultivos de medianías. A la izquierda una señal indica el sendero que nos llevaría durante un kilómetro y medio a la Galería de Igonce, el cual evitaremos para no desviarnos de la ruta que nos ocupa. La vegetación consta de especies características de zonas de medianías como las Vinagreras (Rumex lunaria), el Incienso (Artemisa canariensis), y Tabaibas (Euphorbia broussonetii), junto a Magarzas (Argyranthemum frutescens) y Mato Risco (Lavandula canariensis). 
 
 
Mojón en la cúspide de la ruta y Pico del Valle 
coronando la Ladera de Güimar. 
 
El camino perfectamente marcado, va trepando suavemente por la ladera del barranco, entre muros de piedra de huertas de cultivo y tramos perfectamente empedrados. La niebla se va disipando poco a poco dejando entrever el fantástico paisaje del valle con la Ladera de Güimar cerrándolo por el sur y el imponente Pico del Valle coronando el grandioso paisaje. Sólo los cables de alta tensión de las torres eléctricas que cruzan el Barranco de la Florida y el Valle de Igonce y que pasan justo por encima de nuestras cabezas, rompen la armonía natural del entorno. A partir de aquí el sendero se compone de grandes tramos que superan poco a poco la Ladera de Chafa, que es por la que vamos ascendiendo. Observamos una población muy numerosa de Bejeques (Aeonium arboreum) creciendo junto a las Magarzas (Argyranthemum frutescens) y a las Tabaibas (Euphorbia broussonetii), así como también algún Escobón (Chamaecytisus proliferus) y Pinos (Pinus canariensis) aislados; también hay Piteras (Agave americana) y Pencones (Opuntia maxima), éstas últimas introducidas y que en muchas ocasiones suponen un problema para las poblaciones de especies autóctonas.
 
 
El sendero está perfectamente señalizado 
y no hay posibilidad de pérdida.
 
 
 
Cruzamos el Canal de Araya, importante infraestructura hidráulica que abastece a varios barrios de la capital y que trae agua de las galerías del valle, mientras sigue ascendiendo la vereda perfectamente marcada, encontrándonos grandes piedras incrustadas en la ladera, por aquí encontramos Jaras (Cistus monspeliensis) y Malfuradas (Hypericum glandulosum), éstas últimas con su inflorescencia de un espectacular color amarillo. Las vistas del Valle de Güimar son cada vez mas espectaculares, si te paras a contemplar barrio por barrio, puedes localizar detalles que nunca veremos desde abajo y el camino que vamos dejando detrás se vislumbra perfectamente a medida que vamos subiendo. Seguidamente viene un tramo largo y llano, algo impensable desde abajo y que lo bordea en parte un gran dique de piedra terminando en una vertiginosa atalaya natural, un lugar ideal para tomar un descanso y parar a contemplar el obsequio en forma de panorámica que la naturaleza nos hace desde aquí; Aníbal ya me lo venía avisando y me informa que su GPS marca una distancia recorrida desde que partimos de 1.750 m. Un pequeño pinar nos da un poco de sombra antes de llegar al punto culminante de la subida donde un gran mojón de piedras sobresale de todo el paisaje, el Rosalillo de Cumbre (Pterocephalus dumetorum) crece en abundancia junto a los Bejeques (Aeonium arboreum), Jaras (Cistus monspeliensis) y Tabaibas (Euphorbia broussonetii), es la flora mas característica de este lugar. Varias señales nos indican la dirección correcta por donde seguir, ya que el ayuntamiento del municipio de Candelaria se ha “mojado” en estos temas y tiene varios senderos importantes marcados dentro de los límites de su municipio. El paisaje desde este mirador natural abarca las dos partes de la ruta; la que hemos estado recorriendo y ahora la segunda parte, la bajada hacia la Casa de la Mesa; la única pega que puede ponerse al estar aquí es la molesta vista de la línea eléctrica de alta tensión, que con dos enormes torres metálicas plantadas en medio del paraje estropean todo atisbo de tranquilidad. Prosigue el sendero, esta vez en suave descenso y serpenteante, delimitado por piedras en cuyos bordes crecen numerosas Jaras (Cistus monspeliensis), Cruzadillas (Hypericum reflexum) y algunos Pinos (Pinus canariensis) aislados. En ésta época del año, en primavera, es común ver por aquí muchas plantas en floración que hacen del recorrido un auténtico jardín donde se debe parar y contemplar las distintas especies que por aquí proliferan, como es el Taboire Fino (Ononis christii), la Gamona (Asphodelus aestivus), la Corregüela (Convolvulus fruticulosus), junto a otras mas comunes como Magarzas y Tabaibas. Seguimos nuestro camino y lo siguiente que nos encontramos es una tanquilla que en su momento sirvió para contener agua. El Incienso (Artemisa canariensis) es el arbusto mas numeroso, junto a algunos Escobones (Chamaecytisus proliferus) aislados. Un sendero que no está muy claro se pierde a la izquierda por el Barranco de la Fuente, donde se ve una pequeña cueva protegida por un murete de piedra, seguramente es para uso de pastoreo. Traspasamos un pequeño pinar y nos encontramos con las ruinas de la Casa de la Mesa, el GPS de Anibal marca 2.630 m de recorrido. La casa fue construida en el siglo XIX y esta compuesta por varias habitaciones que fueron para resguardo del ganado y refugio de agricultores, ya que fue de uso comunal de los mismos que tenían tierras de cultivo por los alrededores. En el exterior aún queda el hueco del lagar de madera que se llevó a Igueste de Candelaria y que está expuesto en la Plaza Dimas Coello, de dicho barrio. 
 
 
La Casa de La mesa.
 
El sendero, perfectamente marcado, rodea la casa y sigue su curso descendente quedando frente a nosotros el precioso paisaje de la costa de Las Caletillas y la loma donde se asienta el Caserío de Igueste de Candelaria. Nos volvemos a encontrar con el Canal de Araya, que sigue su recorrido llevando agua del Valle de Güimar hacia Santa Cruz. Hay varias huertas que fueron en su día de cultivo, la vegetación consta de Jaras, Magarzas (Argyranthemum frutescens), Incienso (Artemisa canariensis), Vinagreras (Rumex lunaria) y grandes ejemplares de Retamas (Retama monsperma). En una gran finca delimitada por grandes paredes de piedra hay otra pequeña casita en ruinas, lugar ideal para un descanso y mirar el GPS que marca una distancia recorrida de 3.450 m. Cruzaremos dos pequeños barrancos que se juntan entre si y terminan en un saltadero en la Morra del Roque, la vegetación cambia y aparecen los primeros Cardones (Euphorbia canariensis) y Piteras (Agave americana), y curiosamente crece una solitaria Palmera Canaria (Phoenix canariensis); hasta comenzar a ver las primeras vistas del Barranco de Chacorche, cauce profundo de agrestes y altas paredes que se adentra en el Parque Natural de Corona Forestal y que goza de gran importancia hídrica, ya que hay tres galerías de agua y un pozo que dan líquido de muy buena calidad, es el comienzo de la terceras parte del recorrido. El sendero continúa su descenso, esta vez zigzagueante; nos encontramos algunos tramos empedrados, esto significa que fue un camino de gran importancia ya que antiguamente se pavimentaban para que el desgaste fuese menor, concretamente éste fue la única vía de comunicación que había entre los caseríos de Araya e Igueste de Candelaria. En una de las curvas nos sorprende la vista de un gran arco natural de piedra que hace que paremos a contemplar el preciosos paisaje con el océano al fondo; el GPS marca que hemos recorrido una distancia de 3.930 m. 
 
 
El sendero de descenso hacia la pista y un 
precioso arco natural de piedra.
 
 Señales llegando a la pista del Barranco de Chacorche.
 
Ya sólo nos queda seguir el serpenteante camino de bajada por la Hoya del Pino, entre Pencones (Opuntia maxima), Retamas (Retama monsperma), Tabaibas (Euphorbia broussonetii) y Balos (Plocama pendula); la senda puede convertirse en resbaladiza debido a su desnivel y al firme terroso; mas adelante se vuelve casi llano y a veces empedrado y bordeado por un gran muro de piedra que delimita terrenos de cultivo donde hay varios Almendros. A los pocos minutos y entre grandes piedras, por un Cardonal-Tabaibal (Euphorbia canariensis y Euphorbia broussonetii) característico de las cotas bajas, llegaremos al final del sendero donde hay un cartel indicador que señala hacia el norte la Galería de Chacorche a 2,7 kms; al sureste, nuestro destino, Plaza de Ajoreña a 1 km.; y hacia el sur, desde donde venimos, Paraje de la Mesa a 3 km. En este punto conectamos con la pista forestal que discurre por el cauce del Barranco de Chacorche, el GPS marca 4.640 m. Llegados a este punto conversamos y hacemos una crítica muy positiva sobre los senderos del municipio de Candelaria; ojalá muchos ayuntamientos tomen ejemplo de éste, ya que se ha preocupado muy positivamente de su recuperación, señalización y mantenimiento, tanto de los caminos como del entorno, para tenerlo a disposición de todo el que quiera visitar un patrimonio natural digno de mención. Desde esta humilde ventana al mundo, tanto mi colega Aníbal, como yo mismo, damos las gracias al ayuntamiento por dejarnos disfrutar de sus paisajes. A partir de aquí seguiremos por la pista dirección a la costa, nos encontraremos con varias edificaciones precarias y un corral de ganado que nada tiene que ver con el paisaje que hemos venido disfrutando hasta aquí, ya que hay varios sitios donde se ha acumulado basura e incluso una pequeña nave industrial en cuyos alrededores hay depósitos de chatarra. Al final de la pista llegaremos al asfalto, terminando en el Camino de los Revolcaderos que va a dar directamente a la Plaza Dimas Coello donde está el lagar que citamos anteriormente y que pertenecía a la Casa de la Mesa. Previamente hemos sido precavidos y dejado un coche para la vuelta, pero se puede hacer perfectamente una combinación de guaguas (autobuses) http://www.titsa.com/ con la línea 123 (comprobar) que conecta los dos lugares, tanto el de salida como el de llegada. 
 
GALERÍA DE FOTOS DE LA FLORA DEL LUGAR
 
 
 
 

© Texto y fotografías de Francisco Fariña  

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